lunes, 15 de noviembre de 2010

Volver a Colombia algún día?

Hace un par de semanas salía de la oficina al medio día hacia un restaurante a almorzar cuando recibí una llamada de Colombia: era mi papá. Luego de unos 5 minutos de hablar y de contarle donde estaba y hacia donde iba, me pregunto angustiado si era seguro hablar por celular ahí, si no me arriesgaba a que me lo robaran por hablar por la calle. La pregunta me dejo un poco impresionada, pues desde hace unos años ni se me habría ocurrido que eso pudiera pasar, así que le contesté que no que lo peor que podía pasar (con algunas contadas y extrañas excepciones) era que en el centro metieran la mano en el bolso o en la chaqueta y me robaran algo, pero nunca así, ni mucho menos atracar con violencia.
Un par de días después tuvimos una reunión en casa con unos amigos colombianos que llevan poco más de un año en Madrid y deben regresar a Colombia el próximo octubre, con quienes hablamos del mismo tema y de las incómodas y peligrosas situaciones que suceden especialmente en Bogotá. Recordábamos atracos vividos por nosotros o nuestros hermanos en el norte, en el centro, en salitre, con cuchillo, con golpes, con escopolamina… Nos angustiaba pensar en tener que vivir esa situación de nuevo, en pensar que cuando nuestros hijos nazcan, crezcan y quieran salir de fiesta o incluso solo a estudiar, estaremos mortificados en casa esperando que no les pase nada, un día tras otro.
A pesar de extrañar mucho nuestras familias, el ambiente, la gente amable y linda de nuestra tierra y de no estar del todo a gusto en España por los mil desplantes que muchas veces nos hacen por venir de afuera, damos gracias por poder volver caminando a nuestra casa a las 4 de la mañana sin la preocupación de que algo pueda pasarnos, pues el terrorismo no son solo las bombas, sino el miedo que no nos permite vivir plenamente felices. Definitivamente la seguridad no tiene precio.

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